La persecución a la homosexualidad es algo que caracteriza a Rusia. Aprovechando el clima mundialista y a la vista de millones de personas, un grupo de activistas lograron burlar la censura social gracias al ingenio, reflejando en las camisetas de distintas selecciones la icónica bandera LGBT.
En contraste con la mayoría de países del mundo, el origen de la censura al colectivo LGBT en Rusia no es religiosa, sino social y política. Para muchos, el país europeo es el símbolo de la homofobia, ya que cuenta con un gobierno que hace que los discriminadores se sientan protegidos por la ley.
En la antigua Unión Soviética, la religión pasó a un segundo plano durante muchos años. No fue prohibida ni erradicada, pero sí logró ser apartada de la vía pública. Una teoría afirma que la homofobia en Rusia nació durante la Guerra Fría. Por todos sus medios, la URSS tenía como meta evitar que su juventud se apropie de la forma de vida occidental, a la que consideraban decadente. Esto incluía hasta costumbres básicas, como la música o la moda. Así, entre las décadas de los 60' y 70', la homosexualidad comenzó a verse como una moda que atentaba directamente al modelo tradicional ruso.
Todo ello se agravó con la disolución de la URSS, ya que la religión, cualquiera que sea su credo, volvió a la vida pública de la población. Todos los entes religiosos aprovecharon ésta sociedad intolerable a la homosexualidad para cultivar su discurso homófobo.
Los dirigentes también utilizaron la homofobia como arma política. Así, la homosexualidad es históricamente perseguida y penalizada en Rusia. La ley rusa contra la propaganda homosexual prohíbe símbolos como la propia bandera LGBT, por la que se ha arrestado a alguno de sus ciudadanos.
Aprovechando el Mundial de fútbol (dónde se posa la mirada de millones de personas) y la celebración del mes del orgullo, un grupo de seis activistas se las ingenió para burlar la ley contra el colectivo LGBT. Luciendo las camisetas de sus respectivas selecciones de manera estratégica, pasearon por las calles de Moscú formando la famosa bandera creada por el difunto diseñador Gilbert Baker en los 70'.
El proyecto The Hidden Flag está detrás de esta idea. Fue organizado por la Federación Estatal de Lesbianas, Gais, Transexuales y Bisexuales (FELGTB) y logró coordinar, en menos de tres semanas, a seis activistas gays de varios países del mundo cuyos colores pudieran conformar la bandera LGTB (España, Holanda, Brasil, México, Argentina y Colombia).
Mateo Fernández Gómez, uno de los participantes, afirmó: “No sabía qué podía pasar y eso me asustaba muchísimo. No me imagino cómo será para la comunidad LGTB rusa. Donde vivo he tenido el espacio para ser quien he querido ser, por eso quise venir a manifestarme en un lugar donde no lo tienen.". Por su parte, Eric Houter, de nacionalidad holandesa, declaró: "Yo no soy homosexual, ni bisexual. Pero cuando mi hermano me llamó pidiéndome que fuera en su lugar, que era importante y que él no podía ir, lo tuve claro. Quise aportar para que se vea que los heterosexuales también podemos luchar por esto".
Seis personas. Seis camisetas de la mismísima FIFA (una asociación machista por excelencia). Seis colores. Una bandera. Esa bandera de la tolerancia se paseó por toda Moscú, a plena luz del día y ante la mirada de las autoridades rusas, dando visibilidad a un problema que muchos pretenden esconder.
Por Alan Valdez. | En Twitter: @AlanValdez87
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