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Francia, un campeón indiscutible



Francia se quedó con la Copa del Mundo y si bien no complació a todos los paladares, fue un justo campeón. Sin mostrar un juego vistoso, el conjunto de Deschamps fue insuperable para los siete rivales a los que le tocó enfrentar.

La selección francesa terminó siendo una indiscutible campeona. Dejó en el camino a dos selecciones campeonas como Argentina y Uruguay y venció a las dos selecciones más reconocidas como "vistosas", Bélgica y Croacia. Pese a que muchos catalogaron su juego como defensivo, Les Bleus hicieron 14 goles en siete partidos. Solo ante Dinamarca no lograron convertir, en un encuentro raro y con mucha rotación por parte de ambos conjuntos. Ganó siempre en los 90 minutos y estuvo abajo en el marcador sola una vez en todo el torneo (frente a la Albiceleste).

Los europeos fueron de menor a mayor en Rusia 2018. Pasaron la primera fase casi caminando, vencieron a Argentina sin muchos inconvenientes (el resultado 4-3 termina siendo mentiroso) y supo aprovechar de manera casi perfecta la pelota parada para abrir los juegos restantes, ante las selecciones de Uruguay, Bélgica y Croacia.

Toda selección campeona parte de una gran mente para plantear y leer partidos, así como también para elegir estratégicamente a sus 23 jugadores y controlar los egos en un vestuario. Didier Deschamps, que ya había levantado la copa en 1998 como jugador, fue el hombre ideal para ello. Dejó fuera de la lista a grandes nombres como los de Karim Benzema, Alexander Lacazzette, Anthony Martial, Adrien Rabiot, entre otros.


Comenzó el Mundial con ánimos de ser protagonista, planteando un esquema 4-2-3-1, aunque no le tembló el pulso para cambiarlo cuando el contexto se lo exigió. En la final, se paró con un 4-4-2, teniendo en cuenta el poderío de Croacia por las bandas. Así, Mbappe y Matuidi estuvieron más pendientes de las subidas de los laterales croatas que de atacar fervientemente. Lo mismo hizo contra Argentina una vez que se puso en ventaja y luego frente a Bélgica, dónde le tapó todos los espacios.

Además, no tuvo tapujos en cambiar algunas fichas claves en medio de algún juego. Sobre los últimos minutos de la semifinal, venciendo 1-0 a la selección belga, sacó a Giroud, su único delantero central, y puso a Nzonzi para tener dos mediocampistas de marca. En el medio de la final del mundo, decidió quitar a Kanté, la figura silenciosa de ésta selección, y nuevamente colocó al volante del Sevilla para ganar juego aéreo. En octavos, frente a Argentina, decidió sacar a Mbappe y Griezmann cuando ganaba por dos goles de ventaja.

Luego de clasificar a la final, los franceses fueron tildados de defensivos por el mundo del fútbol. Deschamps priorizó el orden y el esfuerzo de todo su equipo. Así, Griezmann (tal como en el Atlético de Madrid) fue el primer defensor. Giroud, quizá el más sacrificado. El delantero del Chelsea no marcó goles y ni siquiera remató al arco, pero fue clave para que sus compañeros de ataque fueran los protagonistas. Francia se desentendió de la posesión de la pelota e hizo del contraataque una de sus mayores virtudes. El habilidoso y velocista Mbappe fue intratable para los defensores rivales. Frente a Argentina, su mejor versión.


En un Mundial dónde las jugadas preparadas y las pelotas aéreas tomaron mucho protagonismo, la pelota parada fue otra de las claves de ésta Francia campeona. Por esa vía abrió los partidos frente a Australia, Argentina, Uruguay, Bélgica y en la mismísma final ante Croacia. El trabajo de Deschamps y su cuerpo técnico se reflejó en toda la copa. 

El entrenador contó con los mejores intérpretes para su idea. Perder la Eurocopa sirvió de aprendizaje para toda la delegación y no dejaron cabos sueltos en el Mundial. La selección francesa fue construida para ganar. El dueño del arco, Lloris se equivocó en la final (su error sólo maquilló el resultado), pero fue clave para mantener el arco en cero en cuartos y semis. En Rusia se vio al mismo Griezmann que vemos todos los domingos en el Atlético, mientras que Mbappe logró consagrarse como una realidad y dejó atrás el título de promesa. La dupla de zagueros, Varane-Umtiti tuvo una gran solvencia. Supieron jugar con la defensa en repliegue (en la mayoría de momentos) así como con la defensa lanzada en ataque. Cubrieron todos los huecos posibles y despejaron todo el peligro. Además, ambos marcaron goles. Las apuestas del director técnico también dieron rédito. Tanto Pavard como Lucas Hernández (lateral derecho e izquierdo, respectivamente) fueron de lo mejor de la copa. Férreos en defensa y claves en ataque. Paul Pogba se encargó de mostrar su mejor nivel, lejos de lo demostrado en Manchester.


Toda Francia supo dejar atrás el mal sabor que dejó la final perdida ante Portugal. Dieron vuelta rápido la página y se hicieron más fuertes. Indiscutible Copa del Mundo de Les Blues. Merecida segunda estrella para Francia

Por Alan Valdez. | En Twitter: @AlanValdez87

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